Terremoto del 1761

Santo Domingo (OF).-Un día como hoy (18/10/1751) una proporción considerable de nuestra isla fue sacudida por un terrible terremoto, el cual arrojó cuantiosas pérdidas en vidas humanas y propiedades.

La catástrofe provocó la destrucción completa de  la ciudad de Azua, mientras dejaba ruinas en El Seibo, daños en Santo Domingo, en Puerto Príncipe y en Croix-des-Bouquets, Haití. El fenómeno trajo consigo  un maremoto posterior, pero esta derivación del sismo sólo afectó el sur de la isla.

A pesar de la temprana época en que se produjo, el cataclismo no es el primero que recogen nuestros sismólogos, pues antes y después del mismo la isla ha sido impactada por varias sacudidas similares.

Que sepamos:

En 1562 Santiago y La Vega fueron destruidos por un fuerte temblor, mientras que Puerto Plata sufría serios daños. De ese terremoto quedan rastros visibles en la ciudad de La Vega, donde aún se pueden ver, casi a ras de tierra, indicios de edificaciones que sucumbieron y quedaron semienterradas. Estas vistas se pueden verificar en la llamada Vega Real.

En 1614, por otra parte, se produjo otro fenómeno de gran magnitud en Santo Domingo. Este ocasionó serios daños a las edificaciones coloniales. De acuerdo a los especialistas que estudiaron la gran sacudida, hubo réplicas del mismo por los 42 días posteriores a la primera conmoción.

También en 1673  se produjo otro fuerte temblor de tierra en Santo Domingo, donde perecieron 24 personas. En ese entonces hubo réplicas por 40 días.

El siguiente se produjo en 1691 y provocó daños en Santo Domingo y Azua. Este fue menos violento, pero de todas maneras ocasionó un pánico terrible en la población.

En 1761, diez años después del que recordamos hoy, Azua fue destruida de nuevo por un tremendo cataclismo. En ese entonces sufrieron daños también las ciudades de Neyba, San Juan de la Maguana, La Vega, Santiago y Cotuí. Entre todos los que hemos sufrido, este se lleva las palmas en lo que a capacidad de abarcar territorio se trata.

En 1842 hubo una catástrofe tremenda en toda la isla y un maremoto en la costa norte. En Haití se produjeron de 5 mil a 6 mil muertos y fueron destruidas las ciudades de Santiago, Cabo Haitiano y Mole de Saint-Nicolás. En Santo Domingo se  derrumbaron varios edificios.

En el 1897 continuaron los cataclismos en el país. En esa ocasión se  verificaron daños en Santiago de los Caballeros, Guayubín, Guanábano Abajo, Altamira, Navarrete y la catedral y el palacio de gobierno en la capital. Además, se agregaron la rotura del cable submarino en Puerto Plata y deslizamientos en montañas en Santiago.

El 4 de agosto de 1946, un sismo de la magnitud 8.1, con el epicentro en el nordeste del país, produjo daños en todo el país. Provocó además maremoto en la provincia de Nagua, borrando de la geografía local la población pesquera de Matancita. Este fue uno de los mayores sismos del siglo XX.

Datos sismológicos

De acuerdo a los datos aportados por el ingeniero Héctor O’ Reilly Pérez, Presidente de SODOSÍSMICA, consultor sísmico estructural y profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, la isla de la Hispaniola, sobre la cual se encuentra la República Dominicana,  se encuentra ubicada en la placa tectónica del Caribe.

La misma presenta un movimiento de traslación como cuerpo rígido de 20 (más o menos) 2 mm al año en dirección suroeste-noreste (70 grados). Sus bordes contactan, al norte con la placa de Norte América, al sur con Sudamérica, al oeste con la de Nazca y al oeste con el fondo oceánico del Atlántico.

Al este –sigue señalando– se introduce por la placa del Caribe, lo que genera zonas de subducción, que a la vez son las que producen  el vulcanismo de las costas de América Central en el arco de isla de las Antillas Menores. Las enormes temperaturas –continúa O’ Reilly—reinantes provocan su fundición y las altas presiones que actúan sobre ella eventualmente provocan su salida en forma de lava volcánica.

Fruto de esa situación existen en la isla varios sistemas de fallas principales, que son:

La falla de la Hispaniola, dentro del mar, que es donde está ubicada la Trinchera de Puerto Rico (Fosa de Millwakee) y la falla Septentrional, borde de placa activo en el norte que penetra a la isla por la bahía de Manzanillo y continúa en la parte sur de la cordillera Septentrional, saliendo por la bahía de Samaná. Esta falla tiene una longitud superior a los 300 kms  y es similar a la de San Francisco de California, Estados Unidos de Norteamérica.

El otro sistema está situado el sur de la isla, el cual penetra por el sur de Haití, continuando por San Juan, Puerto Rico,  y San José de Ocoa, llegando al mar Caribe hasta la Fosa de los Muertos, al sur de Santo Domingo, San Pedro de Macorís y La Romana.

 Además de estos importantes sistemas de fallas existen otras fallas internas, como son las de Bonao, Hatillo, etc., que tienen capacidad de producir eventos menores, pero que localmente pueden producir daños importantes.

¿Es posible entonces que ocurra un terremoto catastrófico en la República Dominicana?

A juicio de O’ Reilly dónde y cuándo ocurrirá no se puede establecer con certeza. Lo que sí saben los profesionales de esta áreas es que INEVITABLEMENTE OCURRIRÁ UN SISMO MUY IMPORTANTE en los años por venir y dependerá de nosotros evitar que los daños materiales y pérdidas de vidas sean cuantiosos o no.

Fuentes: www.opcionfinal.com